El
pasado 5 de febrero ya estábamos de
vuelta a las andadas. No sé si fue cosa de domingo o cosa de “sunday” que
esquivamos a los pikachus, a los aliens y a los predicadores de aliens como
bien dijo Charity Rose. La cosa es que nos
plantamos en la Joy Eslava, en nuestro rincón secreto de fácil acceso y
perfecta visualización que nunca desvelaremos y nos dispusimos a ver a los
grandes THE HEAD AND THE HEART.
Desde el principio,
con City of Angels del último álbum Signs of Light (2016), nos dimos cuenta
de que en directo ganan un 200% más que en grabación y eso que tenemos el gran
privilegio de poseer el vinilo. Las canciones que parecen más tranquilitas como
Rythms and blues, Let’s be still o Take a walk en el escenario toman mucha más fuerza y más cuando Tyler
Williams a la batería sacó una maraca por si no fuera poco, y Charity
Rose su violín y banjo. Sólo
con esta descripción os podéis imaginar que algo realmente magnifico se pudo
escuchar en ese momento, en ese lugar.
Cuando ya teníamos
todos los ojos haciendo chiribitas, entonces tocaron Lost in my Mind, canción que personalmente llevo escuchando desde
que salió en el 2010. Así que me transportó a todos los momentos agridulces en
los que tienes que sacar fuerzas de donde sea y seguir adelante con la sonrisa
puesta. Parece muy de Mr Wonderful pero ¡¡joder!! es verdad; sin este tipo de
canciones no hubiera sido igual.
Oh my dear fue la única canción en la que dejaron solo a Jonathan y su sombrero (Voz, guitarra, percusión) creando un ambiente más íntimo, al que faltaron las
velitas y sin parar salieron los demás enganchando con I don’t mind y haciendo un contraste de ritmo, llevando al público a
otro estado, el del buenrollismo.
Para cerrar la velada,
pusieron toda la carne en el asador con All we ever knew (increíble), Shake y Rivers and Roads donde más pudimos flipar con la voz de Charity Rose
que nos dejó a todos con la boca abierta y los pelos de punta.
El público, muy
international, que se las sabía todas y estaba entregadísimo todo el concierto dio una acogida buenísima al grupo. Tanto
que después del bis terminaron haciendo el primer tris de toda la gira (o eso dijo Charity) con
Better Days como colofón. En general tocaron temas de cada álbum, sobre todo del
primero y del último y canciones tanto cañeras como tranquilas pero no menos emotivas. Fue un placer escucharlas. Nos
complace decir que éste es uno de esos grupos que remueven ilusiones que
estaban abandonadas y motivan a seguir. Además, según pájaritos de primera mano, cabe esperarlos otra vez en España para ¡este verano!
Si alguien pudo
escuchar con algo más que las orejas se fue aquella noche de vuelta a casa habiendo
despertado del sueño y con ganas de ser un vivo viviente otra vez. Ahí queda
eso.