Sábado noche, una rasca de pelotas y aquí estamos, haciendo cola en la Sala Arena enseñando el código QR al portero que nos deja entrar. El abrigón tendrá que ir al ropero así que esperamos la segunda cola, 2 eurazos que hacen que ya no sea tan barato el plan, porque 10 eureles más el impuesto revolucionario es un precio razonable para ver a un grupo como Airbag.
Pero hablamos de los Airbag de Estepona, que hay otros Airbag argentinos y de estos pibes pasamos, también de los Airbag noruegos, que hoy no toca. Hoy interesan los andaluces, que subieron a la capital a presentar su disco Gotham te necesita. Conseguimos plantarnos en primera fila y nos llama la atención que no hay foso y los monitores están un metro más atrás de lo que es habitual.
Puntual aparece sobre el escenario el trío malagueño formado por Adolfo (guitarra), Pepe (bajo) y José Andrés (batería), que toman unas posiciones que no abandonarían en ningún momento durante el show. Pero que no os engañen, que su estatismo sólo es para contrastar con el movimiento que hubo en la pista.
Nos ofrecieron unos setenta y cinco minutos de letras de cómics, chicas, verano, playa, extraterrestres, pelis de miedo y cosas varias envueltas en punk melódico en canciones frenéticas y cortas, tan rollo Ramones que les falta gritar Guan-tu-tri-for entre canción y canción.
Desde Gotham a Ovnis en la Playa, alfa y omega del concierto, Airbag se marcó un repaso a su discografía, desde su último disco hasta sus primeras maquetas en los que se denota una continuidad estilística, que es una forma elegante de decir que llevan toda la puta vida haciendo lo mismo. Pero molando, que es lo que cuenta.
Cuando llegó Spoiler, Adolfo mencionó que gracias a #queremosentrar la chavalería puede entrar a los conciertos en la Comunidad de Madrid y que había menores en la sala. Nos mola mucho esta iniciativa, a Airbag también, porque en Andalucía aún no está vigente y se ve que la querrán implantada allí.
Gran parte del espectáculo la dio el público formado tanto por teenagers, posteenagers, puretas y prepuretas. El repertorio fue coreado por un público que no paró de moverse, botar, saltar y montar el pogo más limpio en el que he estado nunca, ni un codazo, ni un mini volcado ni nada.
Punk de buen rollito.
Punk de buen rollito.
Varias pelotas de playa volaron por el aire de la sala cayendo continuamente en el escenario. Un escenario al que le faltó un trampolín porque la gente se subía para saltar hacia el respetable y hacer crowdsurfing. Hacia delante, de espaldas, de dos en dos, ellos, ellas, tú te estás pasando que te has tirado quince veces ya, mangurrián. Detallazo el de esa mami que subió a sus niños de entre siete y diez años para que se lanzasen como los mayores (el enano lo gozó fijo). Destacamos el respeto con el que se trató a las féminas corwdsurferas, ni una mano en lugares comprometidos de su anatomía. Punk de buen rollito.
Esta vez hemos movido el cucu de lo lindo a toda tralla, al día siguiente habrá agujetas. Una jarana punk que recuerda tanto a tardes de playa y piscina que hasta salpica. Una especie de concierto de colegas pero con muchos colegas. Se echaron de menos temas como Elena, Roswell 1947, o la del Flotador.
P.D. Un saludo al veterano Juan de Pablos, quien tuvo su momento de gloria cuando fue invitado a subir al estrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario