miércoles, 29 de junio de 2016

MADCOOL DÍA 2

Hola monifornozins:

Segundo asalto al MadCool. Un poquito de resaca, un poquito de no haber dormido lo suficiente, pero todo guay. Hoy las chaquetas se quedaban en el saco; el sol calienta sin pasarse, la temperatura es agradable y no amenaza lluvia.


La organización ha escuchado a los asistentes y los problemas de cashless de las pulseras se van solventando dejando pagar en las barras con dinero de verdad, todo va a mejor. Salvo nosotros, que no llegamos a tiempo para ver a la madrugadora Jessica Pratt, y escuchamos parte del concierto de Bigott desde la cola de entrada. Esto da mucha rabia. El resto de su actuación lo vimos desde la barra más próxima al escenario 2, donde el zaragozano y sus secuaces ofrecieron temas como Vaporcito o Cannibal. Un espectáculo digno de verse. Nos volvieron a preguntar que de dónde era ese tío.
Como viene siendo habitual, nos perdemos conciertos simultáneos viendo unos o acercándonos a otros, y en este rato los damnificados fueron L.A y Carmen Boza mientras terminaba Bigott y empezaban Stereophonics en el escenario grande.


Los británicos comenzaron el concierto con sol, muchas sonrisas en las bocas de los asistentes y dos canciones de su último álbum: C'est la Vie y I Wanna Get Lost With You, trabajo del que se acordaron sólo puntualmente en el resto de su actuación que salpicaron con temas anteriores clásicos indispensables suyos como Maybe Tomorrow y la guinda del pastel Dakota, que nos puso a bailar. Buena puesta en escena, aunque no memorable, puede que demasiado personalizada en el frontman Kelly Jones. De hecho en uno de los puentes musicales, en el que el teclista estaba siendo protagonista, Kelly entró con su guitarra antes de tiempo demasiado alto, provocando que un espectador cercano a nosotros gritase "¡¡¡Deja a los demás lucirse!!!".



Después de los últimos acordes de los galeses, nos desplazamos al escenario 2 (no nos movimos demasiado) ya que elegimos a Temples en vez de a Augustines (dura elección) para disfutar de su rock psicodélico mientras sociabilizábamos. Los festivales urbanos tienen esta parte en la que te encuentras conocidos que no esperabas que aparecieran por allí. Al finalizar Shelter Song nos dirigimos al primer escenario. Donde nos esperaba una sorpresa, La Fura dels Baus tenía preparado un montaje de la escultura andadora, que se dio un garbeo por el césped sintético del recinto.


"NOSOTROS TENEMOS MÁS INFLUENCIA EN SUS HIJOS QUE TÚ TIENES..." sonó por los altavoces del escenario grande como a modos de aviso de que entraban en escena Jane's Addiction o  como termina su intro:  "... JUANAS ADICCIÓN!!!" si quedaba algún despistado Dave Navarro y su guitarra sacaron los primeros acordes de Stop! y Perry Farrel con un traje de tres piezas rosa y negro, sombrero Canotier y sonrisa de muestrario de azulejos dio sus primeros aullidos. Así, sin calentar. Caña desde el minuto cero. Los californianos no tuvieron piedad y ofrecieron como estaba programado el repertorio del disco Ritual de lo Habitual llevando al público hasta 25 años atrás. (Nosotros no conocimos el disco según salió). Con No One's Leaving nos mostraron que  los graves del bajo bien pudieron salir de los dedos de Flea. El concierto fue discurriendo y llegó a un punto clave en Been Caught Stealing que puso al público además de a bailar,, a cantar. Tras el "hitazo" llegó una fase más progresiva que disipaba la atención de los festivaleros en la que salieron unas gogós que bailaban muy bien, tenían lindos cuerpos, poca ropa, pero sinceramente, eran totalmente innecesarias sobre el escenario. Los charlatanes del público adoptaron la postura del suricato cuando sonaron los acordes de Toda la noche en la calle .....esto.... de Rebel Rebel en homenaje póstumo al gran David Bowie.

Un nuevo grito de Perry nos activó del todo con el comienzo de Mountain Song, aquí empezó a flojear un poco su voz ya que fuerza su aparato fonador de tal manera que sólo te puedes contagiar y aullar al compás del riff guitarrero y la percusión casi tribal. Así llegamos a Just Because donde el vocalista castigó de nuevo a su garganta con sus gritos agudos épicos haciendo disfrutar al personal. Aquí salieron dos nuevas bailarinas, a las que engancharon por piercings de sus espaldas y suspendieron de unos cables donde se columpiaron durante Ted just Admit it, provocando espanto, grima, curiosidad y otras sensaciones raras entre el público. Insistimos, será muy bonito para quien le guste, pero en el festival estaba de más. Con la sección de cuerda sentada y cambiando la batería por un steel pan se interpretó Jane Says, tema con el que se despidió Jane's Addiction.

Como estábamos liados viendo a los californianos no pudimos ver, entre otros, a León Benavente. Pero Ana B. Fuentes, autora de Tristeza Vertical sí que estuvo y nos contó lo siguiente:

  • "Aunque no estuvieran en el cartel original (sustituían a Fuel Fandango, por enfermedad de Nita la cantaora), el destino quiso que yo los viera por primera vez y lo cierto es que me sorprendieron. Su puesta en escena, su calidad musical y vocal hicieron del espectáculo algo delicioso para mis sentidos. Saben transmitir al público toda su energía y alegría. Sin duda un grupo para volver a ver y disfrutar"

La siguiente actuación marcada era la de Band of Horses, en el escenario 2. Pero este momento lo aprovechamos para cenar. Es curioso, pero desde donde estábamos escuchábamos perfectamente a Los Vinagres y a Band of Horses a la vez. Los de Seattle no se dejaron sus temas Casual Party o Laredo. Con el concierto empezado se incorporó más público, que venían de un intento fallido de ver a Caribou ya que llegaron al aforo máximo de su escenario y no entraba nadie más.

Hicimos bien en tomarnos esta parte con calma porque lo que viene ahora es de tralla. Nada más y nada menos que The Prodigy en escenario grande. Los ingleses hicieron saltar a la multitud con temazos clásicos como Smack my Bitch Up, Breathe o Firestarter, mucho faquinfac y temas nuevos como Nasty. No llegábamos a ver si se formó pogo en las primeras filas, pero hubo quien perdió la sujeción de su cerveza, empujones y miradas de odio efímero en la pista de baile. Los ingleses nos dieron una paliza con su hardcore electrónico. Pero aún quedaba sesión de baile y había para elegir:
los londinenses Bastille eh-oh eh-oh, o los sudafricanos Die Antwoord (que se pronuncia Di antvor).

Los sudafricanos Anri y Ninja pasaron por encima de los londinenses como un huracán demente con su música tipo electro-rap radical, dejando a su público On Fire. Tocaron temazos de darlo todo como Baby’s on fire, Fatty Boom Boom y I Fink U Freeky con el que hubo un último ultrasubidón entre los oyentes calientes. Esta pareja forma un resultado totalmente surrealista que engancha a muertes sobre todo para los amantes del rave-electro y el dubstep en conjunto, y estarán de acuerdo con nosotros los ultrafanes como panes en que están como una jodida cabra y eso mola más aún. Para muestra un botón.

P.D. : La gente va aprendiendo y ya hay truquitos para mejorar la vuelta a casa y hacerla menos caótica.



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