viernes, 29 de abril de 2016

EL OCTAVO (Y MEDIO) PASAJERO.


Hola rambelons:


- ¿Dónde estuvieron ustedes entre las 21 y las 23 horas del jueves 21 de Abril?
- En el Ochoymedio
- ¿Puede alguien corroborarlo?
- Mucha gente, un montón de veinteañeros y treintañeros que llenaban tres cuartos de la sala y eso que estaba a 14 pavazos más impuesto revolucionario.
- ¿Por qué se encontraban allí?
- Siéntese, señor agente, que se lo contamos:

Esa tarde los madrileños Pasajero congregaron a sus fieles para el concierto fin de gira de su segundo disco: Parque de Atracciones. Para ello se hicieron acompañar de un espectacular juego de luces y de proyecciones bastante acertadas para sus canciones. 
Comenzaron con Detector de Latidos envueltos en niebla y tras un muro de luz azul que ocultaba a Javi en sus teclados, a Josechu en su batería, a Eduardo con su guitarra y, parcialmente al frontman, cantante y bajista Daniel. Un cardiograma en la pantalla enfatizaba el ritmo de latido que lleva la canción acorde con su título.



El concierto siguió con El Arquitecto que con su letra “¿Hay alguien ahí?” terminó de despertar al respetable, que ya empezaba a animarse, a llenar la pista y a abandonar la barra.


 Así llegamos al cambio de disco. Comenzaba una fase del concierto en la que Radiografías era el disco protagonista. Temas como Volverme a preguntar y Mañana aumentaban la intensidad lírica y llenaban de más capas musicales el escenario.  Todo acompañado con unos destacables visuales que, por ejemplo, en Accidentes, fueron florecientes rosas.



Los cuatro miembros del grupo volvieron al disco nuevo con temas como Hoja en Blanco Gente subterránea que, con sus reminiscencias a The Fallen, hizo que hasta las filas de atrás ya movieran el cucu. 



Durante Las 4000 Islas una progresión en la batería, que recuerda a la de Knights of Cydonia, aumentó las pulsaciones mientras la proyección en la pantalla reflejaba una ciudad en ruinas, probablemente bombardeada, y un lago recorrido en paralelo a lo que parecían campos de concentración. En cambio a La copia de otra copia le acompañaron imágenes de ejércitos asiáticos y una potencia de graves del bajo de Daniel de las que hacen que se muevan las entrañas, claro que el resto del grupo no se quedó atrás a pesar de estar, paradójicamente, escondidos en la luz.


Tras dedicar la canción a "nuestros queridos líderes" sonó el hit del segundo álbum: Intocables, una descarga de rabia y mala baba. Con un estribillo coreable en una manifestación que hizo de esta canción uno de los puntos álgidos del concierto. 

Tras mencionar en los agradecimientos a Novedades Carmiña, Vetusta Morla (con algún integrante entre el público) y Niños Mutantes dio paso Autoconversación, una canción con dos partes bien diferenciadas. La primera, con el protagonismo para la melodía vocal, y la segunda para el grito y las baquetas de Josechu, a quien Javi ayudó en las percusiones con una batería electrónica para parecer tambores de guerra para bailar a saltos y repeticiones de Y LO DEMÁS NO IMPORTA como una letanía gritada por Daniel hasta desgañitarse. Esa garganta necesitaba un descanso, que fue concedido fuera del escenario durante unos minutos.




Pero volvieron a por el bis. Aún quedaban cosas por decir y canciones por tocar, como Parque de Atracciones; no podía faltar la canción homónima del disco, que fue esperada y celebrada desde la pista y que fue dando paso a otro de los temas más ansiados, cantados y coreados tal como fue Borro mi Nombre que marcó el fin de fiesta, la traca final. Es un temarraco en toda regla.


Así terminó la gira de Pasajero,con una fiesta que no llegó a un nivel como si fuera 1999 ni mucho menos, pero que dejó encantados a los que estuvieron allí presentes. 


-Vale comisario, estos zumbados no han matado a Prince, los soltamos.

-YUJUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU
-Circulen….


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